Podía escoger entre la inmensa cantidad de historietas que se hacian en Mexico entre los 60s a los 80s: Los Supersabios, Rolando el Rabioso, Chanoc, Memín Pinguín (ojo, es Pinguín, por 'pingo' y no de pingüino), la familia Burrón y uno que cautivó mi atención, "Kalimán el hombre increíble".

Empecé a leer un capítulo de la aventura llamada "El Insepulto" y quedé enganchado en un vicio que me duraría 10 años. Pronto me di cuenta de que no podía esperar hasta la próxima visita a la peluquería para saber qué pasaba, ya que me perdía muchos episodios. Así que decidí guardar mi dinero y compré el cuento (aún no le llamábamos cómic).

Al leer las portadas interiores, me di cuenta de que también se transmitía como un programa de radio, pero no tenía horarios. Así que sintonicé toda la programación de RCN (actualmente Radio Red), la estación donde se transmitía, hasta que localicé el programa. Desde entonces, todos los días a la 1:30 PM no me perdía el capítulo diario de Kalimán. Incluso, una vez cuando se descompuso el radio de la cocina, me negué a comer para escuchar mi capítulo en el radio de mi cuarto. Antes de darme cuenta, como un vicioso, ya necesitaba mis dos capítulos diarios, ya que se transmitía una aventura a mediodía y otra a las 7 de la noche. Además, los domingos había un programa monstruo con 5 capítulos seguidos, es decir, dos horas y media de Kalimán...

Así me introduje en el mundo de Kalimán, una curiosa mezcla entre Agatha Christie, Rice Burroughs, Emilio Salgari e Isaac Asimov, ya que podía ir desde una novela policiaca y de misterio como "El Insepulto", hasta un viaje en un submarino miniaturizado a través del cuerpo humano, aventuras en la selva Amazónica, conversaciones con animales o luchas contra los dioses de la mitología griega. Incluso pude visualizar (a través de los ojos de la radio) a Kalimán enfundado en la armadura de Solimán el Magnífico. Indirectamente, aprendí mucho de historia, ya que me encantaba consultar en la enciclopedia los lugares y personajes que se mencionaban.

Los dibujos en guache y tinta, impresos en tinta sepia en la revista, le daban un aire de realismo y dramatismo que no tenían las historias de Superman, El Hombre Araña y demás personajes del cómic gringo. En mi opinión de purista, la revista perdió mucho cuando empezaron a publicarla a color, sin embargo, era el paso natural debido al mercado cada vez más acostumbrado al color.

Claro, después tuve mis pequeñas decepciones. Empecé a estudiar Karate y me di cuenta de que las posiciones de karate de Kalimán no eran las correctas (además de que él debería haber dominado K'ung Fu (G'ung Fu), aunque para ser justos, en aquellos tiempos aún no se conocía en México). Había algunos detalles de física incorrectos, fechas históricas y lugares fuera de contexto, como en "El Regreso de la Araña Negra", donde tenemos tigres y hienas en una isla del Caribe. Finalmente, la estructura global de las aventuras era muy parecida.

Aun así, reconozco que esta historieta formó una parte importante de mi vida durante los años de primaria, secundaria y parte de la preparatoria.

Por ello, como un pequeño homenaje, dedico esta página a Kalimán, con parte de los textos que contiene el ejemplar especial con el que Kalimán celebró haber vendido más de 1,000,000,000 de historietas, e información que me han comunicado otros admiradores y seguidores del personaje, especialmente Modesto Vázquez, hijo del creador y escritor fantasma de varias de las historias.